El lenguaje no verbal lo utilizamos todos los días a todas horas, de manera consciente e inconsciente, tanto como emisores de mensajes como receptores. Lo mejor que podemos hacer es empezar a ser conscientes de ello para evitar que nos perjudique y para comenzar a obtener ventajas de su uso en el día a día.
¿Para qué conocer el lenguaje no verbal?
Muchos piensan que el lenguaje no verbal trata sobre cómo influir en los demás o sobre cómo saber cuándo nos mienten. Parece que es una técnica ninja para reuniones importantes. Pero la realidad es que su alcance es mucho mayor y su utilidad es bastante más interesante en nuestros encuentros cotidianos.
Solemos aproximarnos a las técnicas de comunicación no verbal con un objetivo egoísta y manipulador: «así podré influenciar en los demás» o «así podré saber qué es lo que piensan» o el tan tentador… «así sabré cuándo mienten».
Sin embargo, el objetivo de aprender comunicación no verbal es mejorar nuestra comunicación con los demás. Es hacer visible algo que hasta ese momento nos es invisible, y así poder interpretarlo con la parte consciente de nuestra mente y no sólo con el subconsciente, que es donde normalmente se quedan esos mensajes.
Comunicación no verbal consciente e inconsciente
Hay cierto tipo de comunicación no verbal que usamos de manera consciente y forma parte del mensaje. Arquear las cejas mientras nos cuentan un cotilleo, o guiñar un ojo mientras explicamos una anécdota son expresiones que usamos para complementar las palabras que decimos. Son gestos culturales que todos tenemos arraigados desde pequeños y que usamos como parte de nuestro idioma cotidiano. Nuestro interlocutor conoce su significado igual que nosotros, somos conscientes de esa realidad y lo usamos para ayudarnos a transmitir el mensaje deseado. Esto nos lleva a otro tema interesante relacionado con las diferencias culturales, que tocaremos en otros artículos más adelante.
¿Cómo nos influencia el lenguaje no verbal inconsciente?
El lenguaje no verbal inconsciente influye mucho en los mensajes que transmitimos y en los que percibimos. A veces se disfraza de otras cosas y acabamos refiriendonos a nuestro interlocutor despues de una conversación con frases como «qué tipo más majo», «Qué persona más educada», o quizá «Tenía prisa», «Creo que había algo que no me quería contar», o un terrible «No me creo nada de lo que cuenta».
Todas esas frases son manifestaciones en nuestra mente racional de cosas que no podemos explicar, detalles que nuestro subconsciente detecta e interpreta pero que nuestro consciente no es capaz de interpretar.
Cómo utilicemos nuestros conocimientos sobre el lenguaje no verbal depende solo de nosotros y de nuestros objetivos. Por ejemplo, no es recomendable el comunicar abiertamente algo de lo que nos hayamos dado cuenta mediante lenguaje no verbal. Una frase como «Parece que no te apetece hablar ahora.» puede afectar negativamente a la conversación, aunque sea verdad y tu interlocutor lo esté expresando de mil maneras no verbales. Si lo dices tú porque lo has detectado estarás poniendo en su boca algo que la otra persona no quería decir en voz alta, quizá algo de lo que ni siquiera era consciente. En cambio una frase como «Si quieres podemos hablarlo en otro momento» estará ayudando a liberar tensión, y estaremos usando nuestra «información privilegiada» en beneficio de los dos.
Conclusión
Aprender técnicas de comunicación no verbal nos puede ayudar en nuestro día a día a mejorar nuestras relaciones con los demás. Ser conscientes de los mensajes inconscientes que nos intercambiamos nos permitirá adaptarnos a la situación y hacer más fluidas nuestras comunicaciones.
Ahora pensad en alguien antipático que conozcáis y analizad un poco por qué os lo parece ¿Es por las palabras que dice? ¿O es por cómo lo dice? En futuros artículos iremos conociendo más trucos de lenguaje no verbal. ¡Estad atentos!