Sin miedo a la gestión de conflictos: Conflictos positivos y negativos

Un conflicto surge de la confrontación de dos ideas diferentes. Y eso en nuestro trabajo, por definición, es bueno. Imagínate un equipo de programación en el que todos sus integrantes siempre coinciden en todas las ideas: No habría ningún conflicto, pero tampoco nos beneficiariamos de la inteligencia de cada individuo. Como consecuencia, si queremos tener un equipo en el que cada integrante aporte lo mejor de si mismo, tendremos que prepararnos para enfrentarnos a conflictos tarde o temprano. Aquí os expongo el primer paso para estar preparados, que es aprender a distinguir los conflictos positivos y negativos.

Conflictos positivos

El conflicto positivo es aquel que ayuda al equipo de trabajo a crecer, a resolver problemas, o incluso a retar a la rutina diaria para buscar nuevas soluciones a situaciones cotidianas. Son una llave para activar la creatividad de las personas. El que una persona participe activamente defendiendo su opinión en un conflicto positivo es un indicativo de su compromiso para obtener el mejor resultado posible.

Conflictos negativos

Los conflictos negativos entorpecen el trabajo del equipo. A corto plazo consumen la energía del equipo, y a largo plazo minan la confianza del grupo en poder resolver problemas. Suelen ser conflictos innecesarios, que no aportan nada a la solución final.En ocasiones se hace evidente que los participantes no quieren resolver un problema, si no que lo que realmente quieren es salir victoriosos de la situación a toda costa. Con el tiempo se van acumulando y agravando, llegando a convertir compañeros de trabajo en enemigos que aprovechan la mínima ocasión para llevarse la contraria entre si.

El conflicto según el tipo de trabajo

Imaginad que somos un equipo de unas cinco personas y que tenemos que transportar una caja muy grande y muy pesada varias decenas de metros en una dirección concreta. El trabajo físico nos obligará a que todos nos pongamos de acuerdo en empujar al mismo tiempo y en la misma dirección para conseguir nuestro objetivo. ¿Qué pasaría si uno empujara en una dirección diferente?Ahora imaginad la situación en que cada uno empuja en una dirección distinta: ¿conseguiríamos nuestro objetivo? Seguramente no.

Sin embargo esta es precisamente la situación que queremos potenciar en nuestro trabajo: El trabajo intelectual requiere que cada miembro del equipo piense en direcciones diferentes para que así se enriquezca la solución final. Y eso se consigue aceptando el conflicto como parte del trabajo y gestionándolo de manera positiva.

En resumen

Para tener el mejor equipo posible, deberemos potenciar las habilidades sociales y de comunicación de sus integrantes para que aprendan a gestionar sus conflictos, y así potencien y acepten los conflictos positivos y al tiempo minimicen y resuelvan los conflictos negativos en cuanto los detecten.

Piensa en el último conflicto que haya surgido en tu equipo de trabajo. ¿En cuál de estos tipos lo clasificarías?

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